“Los poemas más
hermosos se escriben en la lluvia más intensa” DELIRIO SANGRIENTO
CAPÍTULO 1. LA BRUJA
Palabras de
una bruja que quería volar
Siempre quise volar, supongo que desplegar tus alas e ir hasta el infinito sería una buena forma
de huir de tus tristezas, cuando las lágrimas brotaran como la lluvia y luego
regresar a casa con los ojos secos por el viento sin dejar huella alguna de tu
lamento. Sería una buena forma de escapar.
Sin embargo aún no se inventaba un hechizo para poder tener alas y
emprender el vuelo, y lo único que le quedaba a una bruja mediocre como yo era
conformarse con los ojos hinchados después de un llanto inmenso, era lo único
que me quedaba…
Esa noche lloré por él, no por tristeza ni arrepentimiento, sino por no
tener la fuerza para hacer un conjuro y enamorarlo. La verdad es que lo hubiera
hecho si no fuera por que en realidad lo amaba.
Amar es una característica pura en todos los humanos, es una lástima que
en las brujas no esté presente. Y es por ello que por traer el amor a mi vida
me tendió la mano para provocar cosas nefastas.
He hecho muchas cosas malas en mi vida, pero nunca por curiosidad, hasta
una noche en donde salí con un saco gigante para recoger a la pequeña niña de
15 años que permanecía muerta en el cementerio.
Estaba segura de que la reviviría con un par de cosas que he aprendido a
través de los años, y podría así entender las múltiples formas de sentimientos
que tiene una niña de su edad.
Me adentré al cementerio, encontré la lápida, y lo encontré a él. Alto,
cabello castaño, ojos negros y una tristeza en su cara. Me sonrió y enseguida se
fue.
Aturdida saqué el cadáver y caminé de regreso a casa; mientras preparaba
el cuerpo no dejaba de pensar en él, aunque fueron segundos que posó su mirada
en mí, había llenado mis pensamientos tal cual mortal se enamora.
Era imposible que yo pudiera enamorarme, la naturaleza de una bruja es
nacer sin la capacidad de amar, sin embargo, la curiosidad pudo más que mis cualidades
natas.
-¿Qué es amar?- antes solía hacerle esa pregunta a mi madre, y ella como
la realista que siempre fue, sólo decía –“amar es la mayor debilidad y el mayor
anhelo en un ser humano”-
Aún no entendía, como una debilidad tan grande podía ser el mayor
delirio de un humano.
Ya preparado el cuerpo, un par de menjurjes y conjuros hizo que la niña abriera
sus tiernos ojos y reviviera de nuevo; no tenía un nombre para ella, así que
siempre la llamé “tierna niña”.
Después de tiempo, ella aprendió a estar conmigo, lo más gracioso de
todo era que extrañamente ya me quería, y yo creía hasta ahí que eso estaba
bien.
Le contaba de donde provenía, y para ilustrarla la llevé al cementerio.
Cuando algo ocurrió de repente… Ahí estaba él…
Seguía con sus ojos negros mirándome, y su sonrisa impregnada en su
cara, sonrió y se quedó inmóvil viéndome frente a la tumba de la pequeña niña,
y antes de que la tierna niña dijera algo, sucedió…
Es difícil entender lo que pasó, una enferma locura sometió a mis
pensamientos, y sin saber exactamente lo que hacía, tomé a mi tierna niña, y le
saqué el corazón…
“Las brujas no tenemos sentimientos” decía mi madre muchas veces; sin
embargo, con ayuda del corazón de una niña dispuesta a amar, podría
experimentar el amor hacia un humano que me miraba y me sonreía ese día.